Esas mujeres no son respetadas, no son amadas. No pueden sentir el calor del sol en su piel ni el aire revoloteando entre su pelo. No pueden esperar a sus hijos a la salida del colegio y abrazarlos y besarlos para compartir con ellos su alegría por una buena nota o su llanto porque un compañero le ha perdido su lápiz preferido... Esas mujeres no viven, no existen. Están sepultadas en un sudario azul.
Esas mujeres no son respetadas, no son amadas. No pueden sentir el calor del sol en su piel ni el aire revoloteando entre su pelo. No pueden esperar a sus hijos a la salida del colegio y abrazarlos y besarlos para compartir con ellos su alegría por una buena nota o su llanto porque un compañero le ha perdido su lápiz preferido... Esas mujeres no viven, no existen. Están sepultadas en un sudario azul.
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